Con su nueva posición desde el sector de consumo, Jack Welch entra a los “headquaters” de G.E en Fairfield. Ahora manejará el equivalente al 20% del total de ventas de la empresa (4,200 millones de dólares) y competirá cara a cara en una carrera por suceder a Reg Jones con Stan Gault (encargado del sector industrial), Tom Vanderslice (encargado de energía), Bob Frederick (Jefe de planeación estratégica), John Burlingame (adalid de los negocios internacionales) y Ed Hood (en los productos y servicios técnicos). Welch encajaba con los tres primeros en un equipo dirigido por Dave Dance como Jefe Directivo. Por su lado, Burlingame y Hood se encontraban bajo la tutela de Jack Parker (también vicepresidente).
La carrera hacia la cima suponía una batalla política interna caracterizada por desbordes de pasiones. Parker y Dance mostraban abiertamente su predilección por candidatos distintos a Welch y como este declararía en su autobiografía (Hablando Claro, Editorial Business Zeta): “Seguramente no hay nada peor en el mundo de los negocios que trabajar para un jefe que no quiere que triunfes”.
A pesar de los obstáculos Jack Welch continúo diferenciándose y creando precedentes. Sin importar las percepciones del status-quo hizo valer su capacidad de estratega y visión en los negocios al implementar cambios en G.E Credit que convertirían a esta división en un pilar para el crecimiento de la empresa. Si bien no era bien visto por Roy Johnson, quien como Ejecutivo de Recursos Humanos tomó como proyecto personal desprestigiar sus credenciales hacia la sucesión de Reginald H Jones, a Welch poco le afectó. Ya sea que sus logros personales dentro de la empresa describían con mas apego su capacidad como ejecutivo que las mismas observaciones de Johnson, o quizás que el destino estuvo una vez mas a su favor (Roy Johnson fue sustituido en 1976 por Ted LeVino); Welch obtuvo la oportunidad de demostrarse a si mismo y para con sus contemporáneos que era saco de otro costal. La meritocracia no se equivoca y que pena que todavía existan empresas y países que no comprendan las implicaciones de este concepto. En General Electric era diferente, así como Reginald H. Jones caló al pináculo de la empresa siendo de orígenes humildes, sin contar con un apellido de salvaguarda y solo bajo la protección que la excelencia personal confiere; así mismo se repetiría la historia con Jack Welch.
En palabras de Roy Johnson en una evaluación oficial de Recursos Humanos también citada en la biografía de Welch: Hablando Claro, este sostiene lo siguiente:
“No forma parte de la relación de mejores candidatos pese a sus éxitos operacionales. Los problemas que causa superan con creces a los resultados obtenidos. Establece relaciones de amistad con sus subordinados. Existe evidencia de preocupación por el por parte de la administración de la empresa. El actual clima adverso en los negocios lo pondrá a prueba. Le observamos de cerca.”
La realidad es que su estilo de liderazgo y su predilección hacia la informalidad no encajaban con la estructura rígida que impedía la flexibilidad necesaria para crear los cambios necesarios en G.E para la época. Aun con el impulso de una nueva ola de meritocracia con la llegada de Ted LeVino a la Vicepresidencia de Recursos Humanos, también es cierto que la tremenda burocracia que una vez amenazo con aniquilar su carrera en sus inicios en G.E, todavía continuaba presente.
Un 15 de Diciembre de 1980 recibe la tan esperada noticia de parte de Reginald H. Jones. No será hasta 4 días mas tarde, en una sección de la Junta de Directores cuando su elección formal se lleve a cabo. El 1 de abril de 1981 se produce su investidura, lo que automáticamente lo convierte en el CEO mas joven de la historia de la empresa. Contaba con 45 años de edad para la época.
Hasta Una Nueva Entrega,
Lic. Rafael Herrera Dominguez
USU Alumni
UASD MBA
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