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lunes, 14 de junio de 2010

Hacia Un Ejercicio Político Etico, Cimentador De Valores

Autor: Rafael Ciriaco García, MAPP

" No se puede formar el carácter y el valor del hombre quitándole su independencia e iniciativa. No se puede ayudar a los hombres realizando por ellos permanentemente lo que ellos pueden y deben hacer por sí mismos". - Abraham Lincoln

El líder político ejerce su influencia alrededor de la sociedad bajo los efectos de una carga ética, pues, sus acciones nunca van en perjuicio de los ciudadanos y sus diferentes estamentos sociales. Muy por el contrario es un fomentador de ideales que sirven de fuentes energéticas a las personas para enfrentar sus adversidades en forma decidida en pos de superar las calamidades que sirven de afrenta a su postración. Sea porque sectores adversos impiden su bienestar o condiciones no controlada por el hombre se vuelven obstáculos en su camino en búsqueda de superación.

Es, ahí, donde se puede determinar cual es el interés del líder, ya que lo importante no es quien es líder o no, si no cual es su orientación en el accionar, si la búsqueda de seguidores para legitimar su ventajas personales y luego importarle un comino lo mismo o servir de guía para conducir los ciudadanos que le siguen a la obtención de objetivos visionario. En el liderazgo (Sisón 2004) “no es la teoría sino la practica lo que cuenta.”

El liderazgo (2004) es una “relación moral compleja basada en la confianza, la obligación, el compromiso, la emoción y una visión compartida del bien’’. (Ciulla 1998).

El ejercicio político no debe ser una trama negra en busca de resaltar cualidades personales, para conseguir el bienestar individual, es en cambio poner al servicio de la nación toda la sabiduría y carisma para conducir un pueblo al máximo de su bienestar sin discriminación, con tolerancia, con transparencia, respetando la vida humana, su patrimonio cultural, sus riquezas naturales, creando capital social y buscando la equidad entre los diferentes grupos sociales que conforman la sociedad para garantizar la gobernabilidad.

Debemos olvidar al maestro Nicolás Maquiavelo quien con sus lecciones en el libro El Príncipe sobre el arte del poder ha orientado el quehacer político en los últimos milenios caracterizado por la confrontación y la intolerancia entre los actores, primando la frase celebre del maquiavelismo la cual señala en el contexto de gobernar y dirigir que "es mejor ser temido que amado".

Es verdad tanto el miedo como el amor son dos vigoroso motivadores, pero el miedo a diferencia del amor (Sisón, 2004) “evita que la gente se sienta bien con su trabajo y en sociedad. Se concentra en evitar el castigo, en vez de hacer el trabajo y desarrollar la creatividad “.

El liderazgo “no procede de la presión, de la fuerza, la coerción o la intimidación, no puede ser impuesto. Es una adhesión que tiene que surgir naturalmente desde la cabeza y el corazón de las personas en respuesta a sentirse reconocido, respetado y valorados por el líder”.

Es el resultado del convencimiento de conglomerado humanos de que la practica, el comportamiento, el pensamiento e iniciativa de determinado individuo coincide o concuerda con su ideal y que tal persona asume responsabilidades para reducir tensiones ,canalizar l as necesidades , potencializar sus seguidores y pueblo en generar la máxima realización colectiva .

Un líder es icono de la sociedad, pues produce cultura, modo de vivir y accionar de los ciudadanos los cuales se diseminan en las instituciones y en el entramado social como fuego que quema bosque.
Todo liderazgo político debe ser generador de valores trascendente que generen confianza, paz, sacrificio, consenso, respecto, solidaridad movilidad hacia una vida mejor.

Los políticos tienen que ser productores de cambios sociales preservadores de la vida y los avances tecnológico educativo y empresarial, garantizadores del desarrollo con sostenibilidad donde se preserve la vida de todas las especies biológica existentes en el planeta.

Todo ser humano que desea ser recordado por las generaciones venideras debe dejar un legado, lleno de una praxis centrada en iniciativa generadora de bienestar social donde el bien común sea el único propósito. Nadie ha sido recordado por lo que ha tenido siempre se recuerdan a las personas por sus realizaciones.
Mientras el legado de un político debe ser, Lopes camps -Leal Fernández (2005), “su capacidad de juicio político para resolver adecuadamente los conflictos que puedan surgir por la defensa de justicia, y el bien común, junto con la libertad y la democracia. Su comportamiento debe ser integro y responsable. Esta integridad se manifiesta en forma de honradez y honestidad, respecto a la igualdad y la diversidad, sometimiento a unas normas y pautas, libremente aceptadas, que regulan su conducta personal y profesional. Los lideres políticos deben ser personas transparentes y que rindan cuentas regularmente, trabajadoras y sensibles a la defensa del interés general y atentas a las necesidades política.”

En su accionar (2005) "es preferible que los políticos y gobiernos sean ineficaces pero honestos. Porque si los políticos al igual que los gobiernos, son deshonestos, proyectan un cinismo sobre la acción política que, primero, es motivo de desafección y a larga puede deslegitimar la propia acción política y, con ello, la democracia" (Villoria, 2000).

Aquel dedicado ha actividad política debe desarrollar un equilibrio entre “el corazón y la razón”. Esto porque todo trabajo político sin importar su nivel de desarrollo se efectúa entre la (2005) ‘’lógica política y la defensa de los intereses políticos, en la defensa de los intereses generales y la lógica administrativa. Entre ambas lógicas surgen tensiones y situaciones en las que el líder político debe tener un marco de referencia ético, lo suficientemente solido como para tomar las decisiones adecuadas y éticamente aceptadas’’.

En la sociedad postmoderna los políticos latinoamericanos deben guiarse para desarrollar un buen gobiernos cimentados en valores ,del código iberoamericano del buen gobierno que plantea, lo siguiente, los valores que orienta un buen gobierno son “Objetividad, tolerancia, integridad, responsabilidad, credibilidad, imparcialidad, dedicación al servicio, transparencia, ejemplaridad, austeridad, accesibilidad, eficacia, igualdad de genero, protección de la diversidad étnica y cultural, así como el medio ambiente.”
Estos valores deben ser convertidos por los ciudadanos en las sociedades democráticas en parámetros de medición para darle seguimiento a la buena práctica de políticos y gobiernos en su ejercicio de poder y ver si lo mismo le dan cumplimiento y de lo contrario darle el castigo que merecen con la profundidad exigida en cada caso.

Bibliografía

Daff,Richard,L( 2206) la experiencia del liderazgo, Editorial Thompson,3era edición.
Lussier ,Robert-Achua,Crhistopher ( 2008)liderazgo,Editorialcengae learnig, 2da edición
Lopez Campos,Jordi –Leal Fernandez,Isaura(2005):APRENDER LIDERAZGO POLITICO,EdicionesPaidos Iberica,1era edición.

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